Reseña:
“Mi aspiración y el sueño que pretendo contagiar a todos mis jugadores es ganar jugando bien”, dice Jorge Valdano.
Su carrera como entrenador fue tan vertiginosa como corta. Un auténtico “boom” en un fútbol español marcado entonces por el dominio del Fútbol Club Barcelona de Johan Cruyff y, a nivel general, por un juego ordenado y pragmático. Valdano rompió con ambas corrientes, y lo hizo bajo una idea principal: el resultado era importante, pero también la manera de llegar a él.
Los aficionados del Club Deportivo Tenerife fueron los primeros testigos de esa idea. Revolucionó un modesto club insular que peleaba agónicamente por la salvación para situarlo en el foco principal, más aún con los finales de Liga ante el Real Madrid dos años seguidos.
Valdano, todavía como entrenador del Tenerife y después un 3-0 en el Santiago Bernabéu en la eliminatoria de los cuartos de final de la Copa del Rey, prometió devolverle al equipo blanco los títulos que le había arrebatado. Y lo hizo en la temporada 1994/95.
En un Real Madrid con profundos problemas estructurales y económicos —no había dinero en la caja del club ni para imprevistos—, el entrenador argentino conquistó la liga para las vitrinas del equipo blanco. Temporada en la que los aficionados del Real Madrid vibraron con noches históricas, como el 5-0 al Barcelona y el triunfo ante el Deportivo de La Coruña para sellar el título liguero.
Sus ideas causaron un profundo impacto, a pesar de que la suerte y los resultados no acompañaron en la temporada 1995/96. Una derrota contra el Rayo Vallecano cerró su etapa en el Real Madrid. Si bien es cierto que no pudo concretar su proyecto, su visión de futuro dio inicio y forma a un proceso casi de refundación que llevó al equipo blanco a ganar todos los títulos que han llegado después.
Persona de decisiones premeditadas, como él mismo se define, el Valencia Club de Fútbol fue su último equipo. Ahí, no renunció a sus intenciones e ideas con el objetivo de transformar el ADN futbolístico del equipo valenciano, basado históricamente en un juego pasional y de rápidas transiciones.
Fueron casi cinco años de Valdano como entrenador, tiempo en el que queda por encima de todo su idea de apostar por un fútbol donde los futbolistas y aficionados disfrutaran del juego. También por su ofensiva formación 1-4-4-2 en rombo, con un solo un pivote en el mediocampo —Fernando Redondo encarnó esa figura— que sostenía toda la estructura y ordenaba el dinamismo que demandaba a sus jugadores.
A base de entrevistas, análisis y un profundo trabajo de documentación de las intervenciones de Valdano en los medios de comunicación, Héctor García rememora y analiza la importante vida como entrenador de un “hombre del Renacimiento” en el mundo del fútbol.
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