Sinopsis:
«El día que se confirmó que Eddy Merckx, por fin, venía a disputar la Vuelta ciclista a España yo estaba en la redacción del periódico AS, en el viejo edificio de Rivadeneyra, en la Cuesta de San Vicente de Madrid y la noticia llegó, como tantas otras cada día, con el tableteo ininterrumpido de los teletipos como música de fondo.»
La vigésimo octava edición de la vuelta a España se celebró del 26 de abril al 13 de mayo de 1973, constó de un prólogo y diecisiete etapas. De Calpe salieron 80 ciclistas repartidos en 8 equipos.
Sin duda alguna, la gran atracción fue la presencia, por primera vez en la Vuelta, del gran campeón Eddy Merckx que en su camino había ido sembrando rivales y que en esta edición coincidiría con dos de sus «enemigos íntimos» españoles: Luis Ocaña y José Manuel Fuente. Más de cuarenta años después de aquella Vuelta memorable, las crónicas de Simón Rufo nos ayudan a evocar con emoción y nostalgia aquel tiempo en que las carreras eran una fiesta deportiva que paralizaba a todo el país y el periodismo era el oficio que se encargaba de transformar las hazañas sobre las dos ruedas en algo épico.
Y no se olvide: eran crónicas de urgencia y sin reposo, al ritmo implacable del cierre y de grandes tiradas, fueron un tiempo y unas peripecias que el gigante Eddy y el bravo Ocaña hicieron grandes e inolvidables.
La vigésimo octava edición de la vuelta a España se celebró del 26 de abril al 13 de mayo de 1973, constó de un prólogo y diecisiete etapas. De Calpe salieron 80 ciclistas repartidos en 8 equipos.
Sin duda alguna, la gran atracción fue la presencia, por primera vez en la Vuelta, del gran campeón Eddy Merckx que en su camino había ido sembrando rivales y que en esta edición coincidiría con dos de sus «enemigos íntimos» españoles: Luis Ocaña y José Manuel Fuente. Más de cuarenta años después de aquella Vuelta memorable, las crónicas de Simón Rufo nos ayudan a evocar con emoción y nostalgia aquel tiempo en que las carreras eran una fiesta deportiva que paralizaba a todo el país y el periodismo era el oficio que se encargaba de transformar las hazañas sobre las dos ruedas en algo épico.
Y no se olvide: eran crónicas de urgencia y sin reposo, al ritmo implacable del cierre y de grandes tiradas, fueron un tiempo y unas peripecias que el gigante Eddy y el bravo Ocaña hicieron grandes e inolvidables.
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