Reseña:
Los muchachos futbolistas cuenta la historia de una década de paradójicos desencuentros entre el primer peronismo y la principal pasión popular de Argentina. La de los años en que los jugadores consolidaron un proceso de profesionalización que se había iniciado en los 30 y se sindicalizaron.
Clave en esta época fue la huelga de futbolistas que -entre 1948 y 1949- encabezó un ícono como Adolfo Pedernera -el de La Máquina de River-, tras la cual un centenar de jugadores se fueron al exilio, provocando una sangría en las filas locales mientras el fútbol brasileño despegaba y el colombiano vivía una era dorada gracias a la participación de los argentinos que recalaron allí.
¿Por qué, a pesar de lo que significaba el fútbol para la sociedad de la época y de la activa promoción del deporte que se hizo desde el gobierno, Argentina no participó en los mundiales de Brasil 1950 ni de Suiza 1954? ¿Cómo se explica que Alfredo Di Stéfano, el primer crack global, el más genuino antecesor de Messi y Maradona, haya hecho su carrera en Colombia y en España y ya no volviera a jugar en su tierra?
Ariel Borenstein indaga en las circunstancias de este atípico momento en el que faltó sincronización entre dos de los fenómenos que definen al país, tendiendo inevitablemente un puente entre nuestros "muchachos", los que nos volvieron a ilusionar, y aquellos primeros, inolvidables y combativos "muchachos" del tango y la marcha peronista.
Clave en esta época fue la huelga de futbolistas que -entre 1948 y 1949- encabezó un ícono como Adolfo Pedernera -el de La Máquina de River-, tras la cual un centenar de jugadores se fueron al exilio, provocando una sangría en las filas locales mientras el fútbol brasileño despegaba y el colombiano vivía una era dorada gracias a la participación de los argentinos que recalaron allí.
¿Por qué, a pesar de lo que significaba el fútbol para la sociedad de la época y de la activa promoción del deporte que se hizo desde el gobierno, Argentina no participó en los mundiales de Brasil 1950 ni de Suiza 1954? ¿Cómo se explica que Alfredo Di Stéfano, el primer crack global, el más genuino antecesor de Messi y Maradona, haya hecho su carrera en Colombia y en España y ya no volviera a jugar en su tierra?
Ariel Borenstein indaga en las circunstancias de este atípico momento en el que faltó sincronización entre dos de los fenómenos que definen al país, tendiendo inevitablemente un puente entre nuestros "muchachos", los que nos volvieron a ilusionar, y aquellos primeros, inolvidables y combativos "muchachos" del tango y la marcha peronista.
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