Mostrando entradas con la etiqueta Enrique Ballester. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Enrique Ballester. Mostrar todas las entradas

lunes, 10 de octubre de 2022

El fútbol no te da de comer (Enrique Ballester)

Resumen:

En Copenhague, en Basilea o en Soria. En tu pueblo o en el mío. A cuántos niños les habrán dicho, cuando se ponían tristes porque perdía su equipo, que no sintieran pena, que eso realmente no importa, que el fútbol no les da de comer ni les compra ropa.

Ese mensaje de no estar triste por el fútbol porque el fútbol no te da de comer es un mensaje ultramaterialista. ¿Qué pasa? ¿Que solo podemos estar tristes por aquello que nos dé dinero? ¿Eso le estás enseñando a un niño? ¿En serio?

Ojalá la infancia mundial coordine una respuesta en común para estos casos. Y sería muy fácil, porque vale, el fútbol no me da de comer, pero tú, tú que eres amigo de mis padres y me estás diciendo eso, ¿acaso tú me das de comer, hijo de puta? Cuando vengas a contarme tus problemas no esperes que empatice ni me sienta triste, porque no me das de comer y me dijiste que no me apenara por el fútbol porque no me daba de comer.

Lo bueno de sentir pena por cosas que en realidad no importan es que le da coherencia a sentir alegría por esas mismas cosas. E igual el fútbol no te da de comer, pero tarde o temprano te hará feliz, una certeza sólida como pocas. Solo se necesita una pelota.

Comprar:

Editorial
Librería deportiva
Casa del libro
Fnac
El Corte Inglés
Amazon
Agapea

lunes, 18 de enero de 2021

Otro libro de fútbol (Enrique Ballester)

Sinopsis:

Cuando iba al instituto y jugaba en un equipo, no había partido sin que se diera la siguiente situación. Un rival manejaba la pelota de espaldas a portería y uno de nuestros defensas le encimaba. El entrenador le gritaba «sin falta». Nosotros le decíamos «sin falta». Los padres desde la banda le ordenaban «sin falta». Pasaba un avión con una gran pancarta en la estela, donde se podía leer un bonito lema: «Sin falta». Nuestro defensa, evidentemente, terminaba haciendo falta. Y el entrenador se giraba al banquillo para blasfemar. Nosotros abríamos los brazos como inquiriéndole, pero, hombre, te estamos diciendo «sin falta». Los padres se iban a almorzar al bar. Nuestro defensa se encogía de hombros y protestaba con la boca pequeña. Sabía que había hecho falta, todos lo sabíamos. Sabía que no debería haberla hecho, pero no lo podía evitar. La vida sería más fácil si no hiciéramos lo que sabemos que no hay que hacer, pero a menudo no lo podemos evitar.

Comprar:

Editorial
Libreria deportiva
Casa del libro
Fnac
El corte Inglés
Amazon