Resumen:
''Aquellos domingos de gloria'' los llamaba el maestro Félix Martialay, el gran pionero en el estudio de la historia del fútbol español. Y es que entonces apenas si se jugaba en sábado. Por eso el fútbol vete-rano tiene el aroma inconfundible del día domingo, y sus tardes eran menos plúmbeas, previsibles y deprimentes gracias a la tropa de peloteros, autóctonos e importados, que amenizaban las últimas horas de libertad -condicional, pero libertad al fin y al cabo- de currantes y colegiales, hombres mujeres y niños, aunque su universo espectador y expectante fuese todavía mayoritariamente masculino. Tardes de incómodos estadios, con la mayoría del personal hacinado a la intemperie, tardes de vetustos transistores e ilusionadas quinielas, coronadas por la festiva guinda de un partido televisado en humilde blanco y negro. Tardes que forjaron y formaron a millones de aficionados inasequibles al desaliento, contra viento y marea. Honor y gloria a todos los que nos hicieron olvidar, siquiera por unas pocas horas, aquellos tiempos difíciles, tiñéndolos con sus pequeñas o grandes penas y alegrías, que duraban una semana justa, hasta el preciso momento en que un árbitro severamente ataviado de negro volvía a hacer sonar su autoritario silbato, dando así comienzo al mayor espectáculo del mundo.
En este libro, confeccionado con tanto cariño como rigor, los viejos aficionados podrán rememorar las hazañas de los nombres más señeros de nuestro balompié a mediados del siglo pasado: César, Ben Barek, Ramallets, Garay, Kubala, Di Stefano, Wilkes, Kocsis, Puskas..., y también los de otros futbolistas mucho menos conocidos, tales como Alday, Badenes, Marcet, Seguí, Arregui o Faura, así como recordar a otros más cercanos en el tiempo (Iribar, Violeta, Gárate, Rafa Marañón o el ''Lobo'' Diarte), mientras que los más jóvenes sabrán cómo se las gastaban todos aquellos gladiadores. Que unos y otros lo disfruten.
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